A nivel internacional, 2.7 billones personas aún dependen de fuentes de biomasa para cocinar sus alimentos. En Centro y Sudamérica 57 millones de personas no tienen acceso a cocinas limpias; 20 millones se encuentran concentradas en América Central, representando aproximadamente la mitad de su población.
La utilización de biomasa para cocinar por medio de fuegos abiertos o estufas rudimentarias no sólo es causante de muertes prematuras a causa de enfermedades atribuibles a la contaminación del aire del hogar, como infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores, sino que también se presenta como una acción contribuyente a la deforestación en áreas que dependen de la biomasa forestal para cocinar sus alimentos. Anualmente aproximadamente 37, 000 personas mueren prematuramente en Centroamérica debido a Household Air Pollution (HAP). Además, en países como El Salvador que a través de las últimas décadas ha perdido 80% de su cobertura forestal, el uso intensivo de biomasa para cocinar contribuye significativamente a la deforestación en curso.
El desarrollo de soluciones para la crisis energética en América Central respecto al uso de leña como combustible comenzó en 1970 y desde entonces se han implementado mayormente diseños enfocados en la estufa tipo plancha que utiliza una plancha metálica que facilita la preparación de tortillas. La diseminación de este tipo de estufa ha tenido éxito en países como Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras e incluso en México, donde las tortillas son un plato de alimentación diaria (staple dish). En estos países la utilización de una tecnología adecuada a las costumbres culinarias en conjunto con la colaboración interinstitucional en algunos programas ha permitido la adopción de las estufas mejoradas.
Mientras que las estufa plancha han sido aceptadas y sus beneficios ambientales y de salud han sido probados, en países como Panamá su implementación o la de otras estufas mejoradas ha recibido escasa atención. Esto se debe a las limitadas iniciativas implementadas por parte del gobierno para la utilización de estufas mejoradas y el hecho de que la tortilla no es un staple food en Panamá a diferencia de la mayoría de sus países centroamericanos vecinos, restringiendo entonces la implementación de la tecnología más aceptada en la región.
El 16% de la población panameña aún cocina con leña, siendo un problema predominante en más de la mitad de la población rural del país y en la mayoría de sus comunidades indígenas. En el caso de las comunidades indígenas aproximadamente el 87% de los hogares cocinan con leña colectada principalmente de sus territorios. Por lo cual en estas regiones este método representa una afectación a la cobertura forestal de sus territorios.
La problemática actual en torno a las tradiciones de cocina de las poblaciones indígenas panameñas no es solamente ambiental sino de salud. Aunque aún no se han realizado estudios rigurosos respecto al household air pollution y sus implicaciones para la salud en estas comunidades, es posible notar la contaminación en los hogares producto de la quema de la leña.
Existe la necesidad de realizar estudios en las comunidades indígenas que permitan identificar las consecuencias que pueda tener utilizar a diario leña para cocinar, tanto para la salud como para el medio ambiente. La obtención de datos estadísticos que muestren el alcance de la problemática podría lograr un mayor interés por parte del gobierno en la implementación de programas de desarrollo e implementación de estufas mejoradas.
De la encuesta realizada en la comunidad indígena Guna de Madungandí, se identificó un interés por adoptar nuevos métodos de cocina, por lo cual en algunas viviendas de comunidades indígenas establecidas en tierra firme es posible ver el fenómeno de stove stacking. Sin embargo la transición a los métodos más limpios de cocina como la utilización de gas licuado de petróleo (GLP) o electricidad, conlleva mayores inversiones de dinero. En consecuencia, en Panamá para las Comarcas Ngäbe Buglé, Emberá y Guna Yala, las cuales presentan porcentajes de pobreza multidimensional mayores al 70%, la implementación de Estufas Mejoradas de Biomasa (ICS) adecuadas a sus culturas culinarias es la opción más viable para mejorar sus métodos de cocina.
En los últimos 15 años todos los países en la región centroamericana han logrado una mejora en la problemática del acceso a combustibles limpios y tecnologías para cocinar. Cada país ha alcanzado un incremento de al menos 10% respecto a la población que tenía acceso en el año 2000. Sin embargo, aunque el problema es más predominante en países como El Salvador, Nicaragua, Belice, Guatemala y Honduras, también es necesario brindar atención a las comunidades en Panamá en las cuales el acceso tecnológico no ha logrado ser aprovechado como en el resto del país, ya sea por barreras geográficas o culturales. Debido a que en Panamá la problemática aún predomina en las poblaciones indígenas, la inclusión de las necesidades sociales y culturales de las comunidades deberá ser un factor importante si se desea lograr impactar las mismas.
Ninguna comunidad debe quedarse atrás cuando se trata de brindar acceso a avances tecnológicos que pueden mejorar la calidad de vida, incluso si se los considera como una minoría que respeta al resto de la población. Esfuerzos deben realizarse con la finalidad de no sólo permitir el desarrollo de tecnologías que cumplan con las necesidades sociales y culturales de las comunidades indígenas, si no también de mecanismos de implementación y apoderamiento de las mismas.