Valores en juego
La literatura acerca de innovación -local está cada vez más enfocada en cómo aprovechar el potencial de las sociedades para generar o innovar exitosamente.
Parece que se está produciendo un cambio de perspectiva en los movimientos locales de innovación. En el pasado estos movimientos se conceptualizaban reactivamente en respuesta a iniciativas jerárquicas (por ejemplo, políticas educativas que distribuyen computadoras a nivel nacional), es decir, como una reacción a iniciativas de arriba hacia abajo. Ahora, estas organizaciones de base tienden a trabajar de abajo hacia arriba, y con un enfoque más holístico. En el contexto del desarrollo internacional, este cambio viene con desafíos y ventajas.
Por un lado, las organizaciones de base son grupos impulsados principalmente por sus valores; son apoyados en gran parte por el trabajo de miembros apasionados de su comunidad que buscan cambiar el status quo a través de la acción cívica (por ejemplo, movimientos maker y organizaciones comunitarias). Estos grupos creen firmemente que la transición a una sociedad más equitativa debe manifestarse como el resultado del trabajo activo, usualmente local, de cada miembro de la sociedad. Lo que esto significa es que los valores fundamentales de estos grupos están constantemente en fricción con mecanismos tradicionales de cambio en la sociedad (por ejemplo, políticas nacionales y ayuda externa), haciendo de la colaboración entre estos dos entes un escenario con muchos desafíos. Después de todo, estos programas tienen una historia de resultados mixtos, no siempre exitosos, que agrega a los movimientos de base una responsabilidad para la sociedad.
Por otro lado, grandes instituciones gubernamentales nacionales y locales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones multilaterales, empresas privadas e instituciones académicas tienen acceso al tipo de recursos que organizaciones de base necesitan para poder escalar el impacto de sus proyectos. Los sistemas, recursos y alcance a disposición de estos organismos ya mencionados, entre otros actores, representan una oportunidad sustancial para las organizaciones de base. Estos actores también poseen una riqueza de conocimientos y experiencia a nivel sistémico que ha probado ser de beneficio para las organizaciones de base en lo que respecta a la concepción de sus programas. Puede ser útil ver más ejemplos de cómo encontrar el justo equilibrio entre valores e impacto, historia y futuro, y visiones locales y sistémicas. La siguiente experiencia es una contribución encaminada a alcanzar ese objetivo.
Centros de innovación local
En el contexto de una iniciativa global liderada por el Laboratorio D-Lab en el Instituto Tecnológico de Massachusetts: la Red de Innovación para el Desarrollo Internacional (IDIN), un grupo de líderes locales en Bogotá, Colombia, constituyó un centro de innovación: C-Innova. El centro es un espacio físico y un movimiento que busca contribuir a la lucha contra la pobreza en Colombia mediante la democratización del acceso a la tecnología. Ejemplos de cómo el centro cumple con ese objetivo incluyen el diseño, co-diseño y enseñanza de cómo diseñar tecnologías de bajo costo. El centro también provee herramientas, infraestructura, conocimiento, financiación y conexiones a distintas comunidades a lo largo de Colombia. El núcleo de su misión es el trabajo con y desde la comunidad, el desarrollo de programas basados en el conocimiento local y la inclusión de miembros de dichas comunidades en todas las etapas del proceso de implementación.
El nacimiento del centro tuvo lugar en el marco de la Cumbre de Diseño para el Desarrollo Internacional (IDDS), parte de la Red de Soluciones para la Educación Superior (HESN) de USAID en el Laboratorio de Desarrollo Global de los Estados Unidos. El primer evento, el IDDS Basura Cero se llevó a cabo en 2015 en la ciudad de Cali, Colombia como resultado de una sociedad entre una universidad regional (Universidad del Valle), la Alcaldía de la ciudad de Cali, el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente del gobierno local DAGMA, dos asociaciones de recicladores, Tecnisólidos y la Asociación de Recicladores de la Ciudad de Cali, y la Universidad Nacional de Colombia. La iniciativa reunió a más de 50 personas de 10 países diferentes para co-crear tecnologías de bajo costo en conjunto con miembros de la comunidad en el contexto del tema gestión de residuos. El evento dio como resultado 8 prototipos tecnológicos, algunos de los cuales fueron escalados a empresas locales y otros se convirtieron en proyectos de investigación.
El programa representa no sólo un ejemplo de una sociedad exitosa en la que participaron actores de todos los sectores de la sociedad tanto a nivel nacional como internacional, sino también el comienzo de C-Innova como una organización de base y un movimiento local. El Centro opera actualmente desde su sede en Bogotá y continúa aprovechando el poder de las alianzas manteniendo sus valores intactos.
Trabajo a futuro
Las organizaciones de base y las organizaciones jerárquicas participan cada vez más en proyectos en los que puedan compartir un terreno común. Mediante la creación de mecanismos que mantengan el equilibrio, promuevan la rendición de cuentas y aseguren el alcance de objetivos comunes; las comunidades son las beneficiarias últimas, obteniendo acceso nuevas plataformas para desarrollarse y/o luchar activamente contra la pobreza en sus propios términos. Sin embargo, más ejemplos de este tipo de colaboración obtenidos a través de investigación, monitoreo y evaluación, y reportes de implementaciones de programas similares son necesarios para que otras organizaciones puedan aprender acerca de los desafíos y ventajas de estos mecanismos. Comunicar estos casos de estudio tiene el potencial de crear un efecto en cadena a través del cual otros actores estén incentivados a forjar sus propias alianzas usando este tipo de mecanismos.
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